Cuando comento sobre el proyecto de la Fundación Revida y la decisión de luchar por cambiar la realidad de los animales callejeros en Ecuador. Me sorprende la cantidad de personas que muestran emoción y ofrecen su apoyo. Pienso que hay mucha gente interesada en el tema, pero es necesario unirnos y apuntar hacia un mismo objetivo.
La lucha no es fácil, pues además de los recursos necesarios para las esterilizaciones masivas, es claro que necesitamos leyes que regulen la venta de animales de raza. Leyes que castiguen el maltrato animal, controles que sean efectivos en la venta de animales. Se necesita además campañas que concienticen y eduquen a la gente sobre la tenencia responsable de animales.
A pesar de este gran reto y las dificultades nos reunimos un grupo de personas que creemos en que la responsabilidad de cada uno de nosotros y de las empresas no solamente es vivir o producir sin afectar a otros. La responsabilidad va más allá, deberíamos contribuir a hacer más seguro el planeta; no solo no debemos ensuciar nuestro mundo, debemos limpiarlo también. No basta con no hacer daño a los animales callejeros, hay que hacer algo por ellos.
El deseo de ayudar debe traducirse en acción, para generar un cambio real no es suficiente con comentar o compartir fotos o historias de animales que sufren. La compasión debe generar acciones positivas, de lo contrario podemos quedarnos en la autocomplacencia por ser personas que sufren por otros.
Hay muchas maneras de ayudar y muchas áreas por mejorar en nuestra sociedad, es importante decidirnos a hacerlo y empezar. Agradezco a las empresas y personas que se decidieron y apoyan a Fundación Revida, apenas iniciamos; pero seremos una fuerza que generará un cambio, porque creemos en un Ecuador sin animales callejeros.
